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Jesús es...
El león de Judá
Steve Thompson

Entonces uno de los ancianos me dijo: «¡No llores! Mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha triunfado. Él puede abrir el rollo y sus siete sellos».

Apocalipsis 5:5 (NVI)

Cuando comienza la temporada de Adviento, es como si el aire se llenara de expectación. Es una época de espera, no una espera pasiva o desesperante, sino una que se basa en la esperanza. Es el tipo de espera que estabiliza el corazón, incluso cuando la vida parece incierta. Apocalipsis 5:5 ofrece un poderoso recordatorio de por qué podemos esperar con confianza: «Entonces uno de los ancianos me dijo: '¡No llores! Mira, el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha triunfado. Él puede abrir el rollo y sus siete sellos» (NVI).

Este versículo capta un momento penetrante de tranquilidad. En la visión de Juan, el rollo expresa el plan redentor de Dios para la creación, un plan que nadie parecía digno de cumplir. Pero entonces el León de Judá da un paso adelante. Cristo, en su fuerza y majestad, no solo es digno sino victorioso.

No es seguro, pero es bueno

C.S. Lewis retrata la tensión del personaje de Cristo con tanta gracia en su libro El león, la bruja y el armario. Cuando un castor parlante (llamado acertadamente Sr. Beaver) habla del héroe del libro, Aslan el gran León, advierte: «Por supuesto que no está a salvo. Pero es bueno. Es el rey, te lo aseguro».

La Navidad es un momento para recordar esta verdad: Jesús fue un bebé que nació de manera humilde, vulnerable y accesible, ¡pero la historia no termina ahí! También es el poderoso rey que reina con poder y autoridad. ¡Esta dualidad es la fuente de nuestra esperanza! Es lo suficientemente fuerte como para vencer el pecado y la muerte, pero lo suficientemente compasivo como para llevarnos a través de cada prueba. En Cristo encontramos la fuerza feroz del león y el tierno cuidado del pastor.

Esperanza para hoy

En un mundo lleno de quebrantamiento, es fácil sentirse abrumado cuando nos enfrentamos a la espera y el cansancio que esto puede conllevar. Sin embargo, nuestra esperanza está asegurada porque Jesucristo, el León de Judá, ya ha triunfado. Su victoria no es una promesa lejana; es una realidad presente. El rey fue a Belén, vivió entre la gente y luego derrotó el pecado y la muerte en la cruz, para todos. Hoy, Él reina en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo. ¡Y un día, regresará glorioso, completando el plan perfecto de redención, renovación y restauración de Dios!

Entonces, ¿qué hacemos en nuestra temporada de espera? Nos aferramos a la esperanza:

• Espero que veamos cumplidas las promesas de Dios.

• Espero que experimentemos cómo Su poder es mayor que nuestros miedos y fracasos.

• Espero que su bondad nos sostenga en cada estación.

¡Esta Navidad, deja que el León se suelte en tu vida! Confía en Su fuerza para defenderte y guiarte. Abre tu corazón al Rey, cuyo amor salvaje e indomable transformará todo lo que toque.

Oración

Señor, gracias por la esperanza que encontramos en Cristo, el León de Judá. Mientras esperamos este tiempo de Adviento, recuérdanos tu fortaleza y bondad. Ayúdanos a confiar en Tu triunfo y a vivir con valentía a la luz de Tu victoria. En el nombre de Jesús, Amén.

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