Hay pocas cosas tan cautivadoras como ver la coronación de un nuevo rey en la televisión. El fastuoso carruaje acompañado de soldados montados en hermosos caballos; grandes multitudes que intentaban vislumbrar al futuro rey cuando se dirigía a iniciar su reinado; largas túnicas llenas de colores y joyas que parecen pesar mil libras. Todos estamos cautivados por la muestra de fuerza y majestuosidad mostrada.
Mientras tanto, la vida real no siempre es tan glamorosa. Mientras escribo este devocional, mi esposo y yo acabamos de recibir una difícil noticia médica. Es en momentos como este cuando me doy cuenta del poco poder y control que tengo sobre lo que está por venir. Ojalá pudiera viajar al futuro y ver si las decisiones que estoy tomando actualmente son acertadas y las mejores para mi familia.
Al crecer, me encantaba ver la película Regreso al futuro. ¡Todos queríamos saber lo que nos depara el futuro! Nos intrigaba saber si los coches volarían y si los hoverboards iban a formar parte de nuestras listas navideñas dentro de 20 años. Bueno, a todos nos decepciona que los coches no vuelen, especialmente cuando nos topamos con un tráfico de camino al trabajo. Y aunque los hoverboards ya existen, ¡seguro que no son el medio de transporte revolucionario que imaginábamos! Y si bien es posible que ya no tengamos esperanzas de tener coches voladores o aerodeslizadores en nuestro futuro, todavía tenemos el deseo de ver cómo será el futuro.
En el libro de Apocalipsis, Juan nos da una visión del futuro y del aspecto del cielo en este mismo momento. A través de su visión, podemos ver no solo lo que está por venir, sino también el reinado de Jesús en este momento. Está sentado en su trono, controlando y dominando cada situación. Este es el mismo Jesús que nos llama «amigos» y dio su vida por ti y por mí: el máximo sacrificio para que podamos conocer a Dios íntimamente.
En días como hoy, ante las malas noticias, me recuerdo a mí mismo que Jesús tiene el control de mi futuro y que «en este mundo [tendremos] problemas. ¡Pero anímate! [Jesús] ha vencido al mundo» (Juan 16:33 NVI). Debo elegir recordar que el Rey de reyes anhela estar cerca de ti y de mí. Incluso cuando se nos presenten dificultades, podemos confiar en el Rey de reyes y Señor de señores, confiando en que Él reina sobre todas nuestras circunstancias.
Si estás enfrentando problemas o incertidumbre en esta temporada de Adviento, quiero alentarte con este pasaje: «Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre presente en los problemas» (Salmo 46:1 NVI). Él es nuestro refugio donde podemos encontrar consuelo y un lugar para darnos a conocer. Puede que nos falte la fuerza para seguir adelante, pero Él no. Tú, amigo mío, tienes una relación con el Rey de reyes y Señor de señores, y Él tiene el control de todo. ¡Esa es una buena noticia para ti y para mí esta Navidad!
